viernes, 29 de febrero de 2008

Devorador

Cuando crees que tus vivencias se han sucedido para crecer, y que tu capacidad de sorpresa declina, y te dará un respiro al alma; sucede que llega él, para decirte que no es cierto, que el tiempo no existe, que quizás nunca estés a salvo.

Todas tus murallas, todas tus palabras son nada, cuando él se decide por ti.

Llega a devorarte.

No hay recuerdos de dolor, ni heridas ni nombres.

Él llena todos los espacios. Es como el manto nocturno, estás allí, totalmente vulnerable, a su voluntad.

Y así será. Te entregas a él, a su deseo más radical.

Es correr desesperado hacia el precipicio y lanzarse; él es tus alas, tu fe ciega, no hay mente ni nada.

Es fuego; enciende y avanza en ti, cada célula es tan sensorial, total, que esa integridad te abruma, te embriaga.

No hay dolor, no hay temor, ni razón.

Es.

El momento más conciente, mas delicioso, es tu ser que vibra.

Sólo el ser ama.

Qué puede ser más intenso, más inmenso y total que el Amor.

Siempre vuelve como la marea, transforma, lo sólido, toda la materia a su merced.

Y cómo decir que no… a esa vorágine sublime.


miércoles, 27 de febrero de 2008


Me puso en evidencia. Sólo frente a mi, pero no puedo negármelo.

Grave. Desaprobado. Prohibido. Absolutamente por eso delicioso.

Su fragilidad, su mirada limpia, frente a la ventana de la vida, esa necesidad voraz de volar y su vulnerabilidad.

Esa vibración que pocos tienen, esa inocencia provocando a mi bestia.

Capaz de tragarme su corazón de una bocanada, feroz mi león, siempre agazapado frente a la presa, esa que tiene divino tesoro, la ternura, esas manos, y el brillo del alma en sus ojos…

Quien pudiera lanzarse sobre la delicia de su boca sonriente. Su ingenuidad casi total. Rondar a la presa, olerla, desearla visceralmente, ese latir de poderoso corazón.

Mirar, observar y alejarme de nuevo, a mi guarida.

Mi precioso, sin embargo, no podría devorarte, pasarte por mi garra.

Tu dolor innecesario.

Mi voracidad maliciosa, está sin sino.

Mejor, tu libertad. Y envenenar mi terrible corazón, de todos modos no tiene remedio, enfermo de años, y amores sangrientos.

Mi piedad por ti, libera a mi antiguo victimario que sin ella devoró mi vuelo, mi alma, y después, el dolor transformó a la bestia.

Esa escasa humanidad, es hoy tu beneficio.

Y al fin y al cabo, ni tu Amor, podría libertarme ya de estas ancestrales cadenas.

martes, 26 de febrero de 2008

La otra poesía



Gracias M.
Va para vos

lunes, 25 de febrero de 2008



Grandioso,

Celestial

Sublime.

Éxtasis en si,

Fugaz,

Efímero,

Brutal

Voraz,

Sanguinario

Impío,

Mortal,

Pero siempre válido.

domingo, 24 de febrero de 2008

Percepción


Conciencia del ser, sumergida en las aguas frescas en el cálido verano, floto, y me dejo llevar por los sentidos, a ojos cerrados, disfruto claramente de todo, percibo en mi piel, la fresca densidad del agua, sólo a medio cuerpo, y floto en ella, la brisa refresca la superficie emergida, muy fresca, piel de gallina, y es delicioso igual, aprecio lo sutil, y lo reservo en mi memoria sensorial, para cuando haga falta.

Escucho también la brisa en las hojas, las hace murmurar, tintinean.

Apenas abro los ojos, y allí está, recortado en el cielo, el sol del mediodía, reluciente, y poderoso, tórrido, para mi, que amo el invierno, sobre mi piel, es brasa. Busco la sombra intermitente entre los árboles, igual el sol, llega, casi me ciega, igual agradezco, como no? Y esa fragancia dulce entre las flores tibias.

Todos mis sentidos, recreados, dándome, la abundancia y placer, cada uno y en conjunto, mi riqueza, mi dicha, ser tan conciente, me da alas, y despierto cada vez más.

Cuanto brillo, mi privilegio sensorial.

Casi se agita en mi espalda, y aleteo, en la piel.

miércoles, 20 de febrero de 2008

EL DURMIENTE DEL VALLE

Un hoyo de verdor, por el que canta un río

enganchando, a lo loco, por la yerba, jirones

de plata; donde el sol de la montaña altiva

brilla: una vaguada que crece en musgo y luz.


Un soldado, sin casco y con la boca abierta,

bañada por el berro fresco y azul su nuca,

duerme, tendido, bajo las nubes, en la yerba,

pálido, en su lecho, sobre el que llueve el sol.


Con sus pies entre gladios duerme y sonríe como

sonríe un niño enfermo; sin duda está soñando:

Natura, acúnalo con calor: tiene frío.


Su nariz ya no late con el olor del campo;

duerme en el sol; su mano sobre el pecho tranquilo;

con dos boquetes rojos en el lado derecho.

Rimbaud.


jueves, 14 de febrero de 2008


Pieles.

Pieles con la hierba que baila el viento sobre la arena,

Con la espuma que llega y se desvanece efímera

Pieles con la rusticidad del verbo,

Cuanto verso,

Cuanta palabra sembrada en las costas,

Historias de encuentros y despedidas,

Todo, sutil, y enmarañado,

La misma trama, de la misma falda…

No es mía, no tuya, alguien más la tiene,

Y la poseen. No es libre, sino por tu palabra,

Tus ojos, que liberan todo, en su brillo vital!

en el fuego.

domingo, 10 de febrero de 2008

Dolor fragante


Dejó su aroma impregnado en el ambiente, esa frescura climática, desbordante, casi frugal.

Vi su destrozo, su dolor, casi sólido. Cómo decir que si, cómo pensar que algo puede transmitirse a través de la palabra, cuando duele la piel, sólo como contenedor de lo intangible.

El dolor del alma, que dejó de ser amor.

No hay experiencias que puedan transmitirse.

Ver, sólo escuchar, y revivir tal vez en la piel de antaño, el propio; que se templó lentamente con los años, capa sobre capa. Cuanto se pierde uno por temor.

Esperando que no vuelva a ocurrir. Que error, ir ya barruntando, carente de ingenuidad, alertas. Esperando siempre el puñal.

Ella lo abrió de par en par, tomo el corazón , que él creyó ofrenda, ni siquiera lo miro, salió, y lo dejó sólo, con una profunda herida, inmovilizado. Ligeramente muerto. Así tal vez, lo veríamos por días. Perdiendo poco a poco el brillo; habituándose a convivir con el vacío. Y a su alrededor, su olor…

Era su herida, emergía de ella la fragancia sublime del dolor, y yo que sabía, me dejaba subyugar, peor que una maldita, disfrutándola. Casi avergonzada por el placer que sentía a expensas de ese hondo dolor, que extraño, es el animal humano, cómo podía disfrutar de su aroma…conociendo su origen. Mezclado con sangre y lágrimas. Mi lado oscuro, el bestial, y sanguinario; con placer. Será que uno mismo olió así? La remembranza casi macabra, la excitación sadomasoquista de las entrañas del alma. Nunca más se vuelve a sentir así, tal vez por eso tan intenso.

Y sinceramente, mejor no tener vergüenza, la verdad es cruel, lo sé, tal vez él no, todavía, y un par de días más, un par de heridas más y nos habremos igualado, seguramente después; extrañaré su fragante dolor, y su actitud.

Más, al otro lado de la calle, alguien más comienza a sangrar, y será cierto que Dios, le puso el corazón al hombre para burlarse del mundo…



Pienso en ti.

Y a sabiendas, trato de controlar lo incontrolable.

Totalmente necesario.

Trato de no encontrarte en mí a cada instante, pero cualquier cosita te trae, concreto, persistente en la memoria y increíblemente en la piel, mis sentidos te guardan con devoción, lo cual me desespera porque tanta dedicación, solo tiene un significado, y casi ni puedo decírmelo. Pero sé que es el amor de otros cielos, ha caído en mi, tal vez para ponerme a prueba, y destinarme a una nueva batalla.

En esta ocasión mi corazón carece de armas, y se deja arrasar por la delicia de tu existencia.

Qué más da.

Si la conciencia de tal sentimiento me ha abierto la puerta a una nueva verdad, a un nuevo género de sensaciones, estoy en situación de privilegio, y si bien no tengo forma de decirte nada, se que el hecho, supera por varios cuerpos la ficción.

Pues bienvenido sea.

Y de tu mano, es una maravilla, porque todo lo que tocas, se transforma en luz.

Y no se si estás consiente de tu estado iniciado, tal vez, no; y entonces hay cosas que tienes que hacer todavía lejos de mi.

Pero tengo la certeza, de tu proximidad, que nuestro encuentro especial es inminente, no en lo temporal, sino más allá, de esas nimiedades.

Tu existencia me motiva, me trae el mundo con su intensidad, su fulgor.

Abre mi corazón, como asomado a una cotidiana ventana, con deseo de salir, de conocer, me transmite el placer por el paisaje, andar los pasos que recorres y sentir que todo tiene que ver, los colores, azul cielo, árbol verde, hasta la gris ciudad, resplandece a tu tacto, renacido, todo en el mismo plano, en un permanente presente.

viernes, 8 de febrero de 2008


Lluvia

Pálido verdoso cielo, esboza ciertamente una claridad extraña, entre una llovizna indecisa e inconstante; lo veo desde mi ventana, y si bien a la multitud le incomoda la lluvia con estas características, a mi me produce un ancestral placer.

La certeza que ella lava al mundo, le devuelve el perfume, la humedad, tintineos y de alguna manera me permite sentir que soy parte de un todo; inmenso, y disfruto tanto más en cada gota, mis sentidos se liberan, y viene a mi un torrente de imágenes, que suelen acompañarme en mi universo, ese que me deja respirar entre la gente, y el bullicio.

Hacía un mes que no llovía y alrededor de esa ausencia aparecían rugosidades y tristezas propias del desierto. El aire fresco me obligó a buscar un abrigo, francamente sabroso; en verano, no me quejaba con frecuencia, pero hacía que añorara Abril, no sé bien en que momento de mi adolescencia adopté ese mes como propio, y hasta la sonoridad de la palabra me recrea otoños…

Y estos días, de delicias, siento que el mundo es demasiado extenso para permitir que la gente de este color mío se cruce, y estoy frente a mi ventana sola, no obstante no me apena mi compañía, he aprendido a lo largo de los años que uno es una multitud, en cada gama, en cada frecuencia es diferente, y en esa diversidad están nuestras bellezas, nuestra magia, la riqueza que nos va cruzando y nos mezcla con una agilidad singular y maestra, más aún aprendemos de cada gesto, y más tarde nos sorprendemos al mirarnos nuevamente a un espejo.

Las metamorfosis más diversas e impensadas; a veces se ven rápidamente, otras ni las queremos ver, todas allí dentro de ese envase dúctil, y único, sin embargo, a través de él se puede ver quien asoma, el que hoy está de turno.

Cuando llueve, sale de mi ese ser que amo, claro, casi luminoso; diría, salir afuera, y permitir que el cielo me bese el rostro y se deslice por mi pelo, me devuelve una imagen deliciosa de mi alma, ella se anima y sale también a beber, dedica una poesía que me mantiene luego en estado de éxtasis, y la certeza de esa sensación me permite subsistir en días mundanos, lejos de la lluvia y lejos del alma, cuando asoman otros, en mi.

No sé si hay quien sabe, quien siente estos detalles, tal vez sólo unos pocos, nos movemos entre estos mundillos, entre estos cielos, y luego más tarde, volver al sitio, saberse limitados, insensibles, y a veces en estado de ahogo, pero la certeza del cielo, nos hace ver luminosos juntos a ese que está dentro, y en este dejo de soberbia, salvable por la verdad más cierta, me enriquece. Dentro mío conviven tantos, que no se cuantos son, pero se conocen y de a poco han aprendido a tolerarse, y entender que no hay opción, la batalla interior, sin cuartel nos perjudica a todos, y después de serias batallas acordaron esta comunidad… Si ni siquiera pensar en esos días lejanos me da sosiego; pasar del fuego al hielo, brasa y brisa, supo consumir toda mi energía, y quedar exhausta, sin sentido, sin sino. Saber que cada batalla me trajo hasta aquí casi me permite justificarlo todo.

El demoledor transcurso de los días en estado de conciencia es el camino más escabroso, pero por lo visto y sentido, no hay otro, vamos armando según requerimos para saber ciertas cosas, que nos engrandecen aunque pasando por el ojo del tornado, certero el dolor siempre sabe cuando y con que intensidad clavar la daga, cuanta sangre necesita la bestia, y uno va, casi incondicional, a las manos del verdugo, y el con un placer de los dioses nos arremete sin piedad, y sabe por nuestro gesto que en nosotros ya hay sabiendas del dolor.

miércoles, 6 de febrero de 2008



Sin atreverme a tocarte te observo

volando imprudente.

Desgarrada esa madera lucha una guerra vana

tu mirada ya sin ojos se posa insitente en mi mirada

cierro los ojos ya sin poder verte

¡Ciego Galileo!

pueril observador que procuró develar tus secretos

¡Ciegos! ¡Impertinentes!

no osen siquiera hacerlo

Lates todavía en entrañas de barro

escupes en la cara de cualquiera

sin importar su rango sólo son madera,

crepitante y obsoleta,

roja entraña teñida de amarillo

Sin perjuicio alguno, ni noción moral

no habrá nunca bien

no habrá nunca mal

Sólo caminantes de brasas

Desgarra de una vez por toda este cuerpo que te mira

lleva todo rastro de su existencia a la tuya propia

diluyete en el aire y respira sus pulmones

haz del agua vapores y deja la tierra ajada

No dejes de mirar tu propio ombligo amorfo

No dejes que nadie ose mirarlo.

Quema hasta que te hartes hasta que revientes

hasta que nadie en tu paso quede

Luego descansa.

Gracias Mauro, amigo mío!

lunes, 4 de febrero de 2008

GRANDES ESPERANZAS

Puedo tocarte o solo verte
muero de pronto, vivo siempre
pruebo, más de dos veces
juego con fuego.

Voy sin dormir a donde sea
más lo pienso, más me cierra.
Lejos siempre tiene un cerca
que sabrás de mi inocencia.
Lo prohibido es tentador
quédate hasta que amanezca.
Llega el día y de vuelta
el camino la respuesta.

Puedo tocarte o solo verte
muero de pronto, vivo siempre
pruebo, más de dos veces
juego con fuego.

Voy donde no me llevan
más adentro de la selva.
Lejos de algunos idiotas
que quieren domar las fieras.
Lo que quiere el domador
queda adentro en una siesta.
Llega un tiempo en que resurge
el camino lo despierta.

Puedo gozar o ser inerte
muero de pronto, vivo siempre
pruebo, más de dos veces
juego con fuego.

Voy al doble con mi apuesta
mas te quiero si te arriesgas.
Lejos te ví y me dí cuenta
que disfruto la tormenta.
Lo que restringes en vos
queda adentro y te envenena.
Llega el día y todos vuelven
el camino nunca duerme.

Nunca duerme,
el camino nunca duerme.
Nunca duerme,
el camino nunca duerme.

Catupecu Machu.

Gracias!


domingo, 3 de febrero de 2008

El maderamen bien ensamblado de un edificio no lo desencaja un terremoto,

así el corazón afirmado en consejo bien maduro.

No vacila en tiempo alguno.

El corazón que se apoya en pensamiento sabio es como revoque mezclado con arena en muro liso.

Estacas colocadas en lugar alto no se sostienen ante el viento.

Así el corazón tímido, apoyado en necios pensamientos, no resiste el temor.

Eclesiástico 22, 19-22.