Y en medio de esa charla, comenzó a dar esa entusiasta explicación, que mas allá de lo interesante del tema, y lo claro que era al hacerla, tuve esa extraña sensación del espejo, uno profundo y sentido, una nitidez al verlo, en mi misma, en sus gestos, la sucesión vital en sus palabras, en el amor al compartir algo que amaba.
Mientras a su vez, sonaba la música, sentía, que en esa trama, la presencia y persistencia de nosotros, y nuestras ancestros, los conocidos, y los enigmáticos partes de nuestra bella historia venían también a esta charla, en ese clima, a través de mis manos, de las suyas.
Una conexión atemporal, justo ahora, llena de misterios, y es eso mismo, llena de verdad.
Pensaba, sentía en que consiste la eternidad del amor, que se genera, que se dispersa, casi sin darnos cuenta, entonces, cuando aparece la conciencia, la fuerza es tan perfecta, tan inequívoca, que emociona, nos revela, nos ilumina, eso mismo que somos, que nos llena en comunión-.