
En esta tarde, casi otoñal, disfruto plácidamente, la tibieza de la luz tenue del crepúsculo,
ahora que ha dejado de llover, y si bien, parece que afuera la gente insiste con el terror,
la brutalidad y esa lata ultraviolenta; yo aquí en mi mundito...
me doy este regalo bien merecido,
y miro el cielo azul moteado de estrellitas...
mis ojos, suben y se mezclan allí, en el zenit.
Me queda en esta sensación tan placentera,
todo huele delicioso, con sonidos sutiles,
casi sordos...
Perfecto!
Me maravillo de mi naturaleza, y me zambullo en ella!!!
ahora que ha dejado de llover, y si bien, parece que afuera la gente insiste con el terror,
la brutalidad y esa lata ultraviolenta; yo aquí en mi mundito...
me doy este regalo bien merecido,
y miro el cielo azul moteado de estrellitas...
mis ojos, suben y se mezclan allí, en el zenit.
Me queda en esta sensación tan placentera,
todo huele delicioso, con sonidos sutiles,
casi sordos...
Perfecto!
Me maravillo de mi naturaleza, y me zambullo en ella!!!
Y si mañana tiembla todo, quien me quita la bailado esta noche, con la luna.
4 comentarios:
ojalá algún día todos podamos zambullirnos como tú, compartiendo este mundito nuestro, hasta conseguir que el terror sólo sea un recuerdo lejano.
Que distintos somos los seres humanos.
Esa sensación yo la experimento en las mañanas. Los atardeceres son para mí casi terroríficos, esa luz que muere poco a poco... hasta que no es completamente de noche, la paz no vuelve a mí.
Besos.
Celebro la placidez que relatas...incluso diría que la envidio, sí, la envidio definitivamente.
Gracias por tu visita y tus palabras Gabriela!
Gracias a ustedes...
Creo en la conciencia del presente.
Y sumar siempre a más!
Es mi trabajo.
La naturaleza tiene un equilibrio perfecto.
El hombre anda por sendas muy diversas,
buscando lo que tiene al final del brazo...
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