Tormenta
Luego del crepúsculo, la noche se tornó tormentosa, y un cambio se produjo con gran rapidez, se cerró, y todo quedó sumergido en una imagen espectral.
Relámpagos, y truenos, retumbaron en la soledad de la noche...
Para completar una tormenta interior.
En ese estado de presión y angustia que me encontraba, la imagen que me representaba externamente me puso blanco sobre negro.
Me encantan las tormentas.
Tan presentes.
Tan intensas.
Me vi en la tormenta.
De repente comprendí, que mi estado, de confusión, sobrepasada, era eso.
Una tormenta, y como quien se quita un velo de los ojos, pude apreciar mi momento.
Dejarme arreciar.
Y que la lluvia lavara mi cabeza, mi mente, mi alma.
Sacudirme después como hace un perro luego del baño...
Tomar las cosas en su real magnitud.
Y como renacida, amigarme conmigo, y con mi tormenta.
10 comentarios:
los rayos crujientes nos descortezan, y nos dejan sin costrass, con piel nueva, limpia. una tormenta de vez en cuando es muy recomendable. precioso texto!! (y el blanco sobre negro del piano también)
las tormentas te recogen dentro de ti mismo primero y cuando terminan la sensación de limpieza, de paz, de renovación... es incomparable.
Besicos y hasta pronto, nos vamos de vacaciones a la montaña... y alguna tormenta nos caerá, seguro.
Hasta pronto
Encarna
Gabriela, cada día me gustas más!!!Me encantó el símil entre tormenta atmosférica e interior. Preciosas palabras y una música muy acorde. Besos.
p.d. después de la tormenta viene la calma...
precioso espacio el tuyo lleno de cosas que me invitan a sueños
si no es molestia te invito a visitar mis blogs
gracias
saludos
PRECIOSO
como la tormenta
un beso
Gabriela...
Esta probado que las tormentas generan fuerzas atmosféricas que influyen directamente en nuestro sistema nervioso central.
Dijo Andrés Bianque:
Tormentas y Tormentos.
"Vendrá el frío como un animal inmenso a mordernos las piernas, las manos con sus colmillos gélidos, sus uñas cristalizadas de oso polar arpegiarán la canción del escalofrío sobre las espaldas".
Gabriela...
Mario Benedetti, el poeta, también le escribió a las tormentas y no regalo:
Un perro ladra en la tormenta,
y su aullido me alcanza entre relámpagos,
y al son de los postigos en la lluvia.
Yo sé lo que convoca noche adentro
esa clamante voz en la casona
tal vez deshabitada
Dice sumariamente el desconcierto
la soledad sin vueltas
un miedo irracional que no se aviene
a enmudecer en paz
y tanto lo comprendo
a oscuras / sin mi sombra
incrustado en mi pánico
pobre anfitrión sin huéspedes...
...que me pongo a ladrar en la tormenta.
Gabriela, te dejo un cariño.
CarlosHugoBecerra
Increible.
Supongo que la procesión va por dentro. Y en este caso también la tormenta.
Decir que estoy con el agua al cuello es un eufemismo. Lo que realmente estoy es perdido; rodeado por rompecabezas para los cuales no tengo ninguna solucion. Y se empeñan en seguir ahí aunque me tape la cabeza con la almohada. Y se rien de mi.
Un beso muy grande, gracias por pasarte.
Las tormentas, tanto las exteriores como las interiores, hacen que nos sintamos vivos...
de vez en cuando, me gusta ser sorprendida por una tormenta y mojarme hasta el tuétano!
Un abrazo!
Cada vez más, me gusta pasearme por aquí. Preciosa canción. Beso.
No hay nada como convertirnos en naturaleza. Regresar a ella, en realidad.
Preciosa elección musical.
Besos.
Publicar un comentario