Amanecía y el cielo explotaba de colores anaranjados, amarillos y rosados. La playa aún estaba dormida, la blanca arena todavía estaba húmeda, el océano era extenso casi interminable…
Y ahí estaban, una mujer y un hombre, con una compañía, su hijo, en el día de su bautismo.
El padre toma una caracola, y se la da al niño.
-Escucha los sonidos, la marea, y así aprenderás a amar el agua.
La madre tomó una flor y se la dio.
-Huélela, absorbe su aroma-dice- y aprenderás a amar la tierra.
El también toma una jaula pequeña con un pájaro aleteando dentro y se la da...
-ábrela –dice el padre-puedes hacerlo.
El niño la abre y el ave vuela perdiéndose en el horizonte.
-Así aprenderás a amar el aire.
Y por último, la madre saca una pequeña botellita oscura.
-Quédatela, no la abras nunca; así aprenderás a amar el misterio.
Mi hijo, lo trajo de su clase de lengua...
2 comentarios:
Pués un diez para la profe de lengua, porque es precioso de verdad este texto y su mensaje... ¿tú hijo lo entendió y le gustó????
Besos
en esa clase de lengua hay talento, desde luego. parece un cuento de bucay!
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