Vienes, voy sintiendo tu presencia,
aún lejos, sé que vienes.
Traes tus manos generosas,
tus ojos profundos con viajes, vivencias.
En tu voz, tu canción de corazón.
En tus gestos, libros, historias y máscaras.
Silencios. Preguntas y respuestas.
Dinámica natural.
Espacios nuevos llenos de sonrisas.
Cambiar el clima, otoño en suave calidez.
Vienes llegando con tu abrazo, de ayer, mañana.
Siempre hoy!
Y mi energía queda renovada.
Siente un banquete.
Y mi alma echa alas.
(casi te acaricio con ellas, ves?)
Quién podrá detener mi vuelo.
5 comentarios:
Nadie.
Ese vuelo es imparable.
Besos.
correcto, no hay sol que derrita la cera de ese amor.
Los cambios luminosos y calidos, siempre han de ser vienvenidos, como nos apuntas.
Gracias.
Besos
Jesus
Como buena dama de frío, se nota qe el invierno es un escenario que te sienta súper bien.
Empiezo a sospechar que tener un Yinco deshonjándose hace una gran diferencia en el proceso de creación...
Uno de estos días me voy a escribir ahí debajo a ver si tengo la suerte de que me salga algo tan bonito como esto que escribís acá.
Te dejo un abrazo de ramas desnudas y colchón de ojos secas en piso.
Esos vuelos parecen bastante seguros, Gabriela.
Me alegro por vos!
Bonito poema. Yo te envío besos primaverales
Publicar un comentario