Me
recuesto y caigo sobre mí, sobre mi peso, sobre
mis huesos.
Cambio
mi ritmo para respirar, y me hundo más, voy hacia un lugar en mi que me provoca
y me atrae, es más profundo cada vez, es más intenso e interno.
A
veces me da miedo... Voy captando mis sonidos, mi conciencia física,
de mi relación
con el mundo, me relajo y caen a mil imágenes que durante el día guarde,
ni
buenas ni malas, increíblemente intensas, con esa carga sensorial que suele
atravesarme,
y dejarme en desconcierto.
Mi
corazón estalla, siempre.
Más
silencioso, más enorme, no sé.
Mis
ojos, se hacen mar...
Y
de pronto un cansancio fulminante me abate, quisiera salir corriendo, gritar.
Y
dejarme caer en algún sitio.
Agua,
aire, nadar, volar; todo cabe como posibilidad..Lo que me salva, saber quien
soy.
Y
de repente eso justamente es la mas absoluta soledad.
Esa conciencia directamente me libera.
7 comentarios:
¡Qué hermoso despertar de la conciencia entonces!
Te mando muchos besos, hermosísima.
No me gusta saber que tus ojos se hacen mar.
Yo los imagino como soles.
Besos.
pero, esos procesos emocionales tan intensos no deben ser buenos para la salud! equilibrio.
Profunda meditacion y despertar de conciencia. Un placer visitarte. Te sigo. Hasta muy pronto!!
Merry Kisimusi!!
De repente, me desconcertó un poco este texto (por segunda vez). Una de las mejores cosas de la lírica es que uno la escribe y, después, cada persona que lo lee la hace suya por medio de su propio archivo de imágenes. Me llevo un álbum de gratas imágenes de tu soledad y tu conciencia entonces.
Abrazos querida!
Tus letras son excelentes Gabriela,
que estas fechas tan señaladas
tengas una ¡feliz Navidad!.
un abrazo.
Volar es importante y sentirse liberada, pues igual.
Profundos sentimientos y bonitas letras.
Besos y felicidad para vos, señorita del Hemisferio Sur
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