Es sólo que quiero embriagar mi corazon, contigo.
Es sólo que despues de tanto andar, llegas a mi.
Es sólo, que uno no elige cuando.
Es sólo que uno no elige a quien.
Y hoy con tu fulgor,
que me arrasa,
con ese fuego.
Y yo no puedo detenerte.
Y yo no puedo protegerme.
Voy.
Y mi ofrenda,
es mi alma en mis manos.
E inmolarme en ti.
Es sólo que despues de tanto andar, llegas a mi.
Es sólo, que uno no elige cuando.
Es sólo que uno no elige a quien.
Y hoy con tu fulgor,
que me arrasa,
con ese fuego.
Y yo no puedo detenerte.
Y yo no puedo protegerme.
Voy.
Y mi ofrenda,
es mi alma en mis manos.
E inmolarme en ti.
5 comentarios:
Que ofrenda tan apetitosa...
Y que envidia.
Besos.
En eso consiste el amor en dar todo, en ofrecer todo sin esperar nada a cambío, ni amor, ni tan siquiera piedad.
Un beso.
Muy bonito y sentido, querida Gabriela.
Me resulta familiar esa actitud de no poder detenerse una y tampoco de protegerse. Yo también me inmolaría en algún fuego...
Besos
La naturaleza es sabia, no? Así nomás, como el agua cuando avanza. Que le podemos cuestionar? Bendito sea el instinto cuando pasa por encima a la razón.
Sin limites...
Intensidad del sentir.
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