viernes, 24 de abril de 2020

Tiempos de recordar cafe



Hacia rato que habíamos quedado en encontrarnos, tomar un café.
Pero cada vez que nos veíamos tomábamos otra cosa.
Aire, aroma, mate.
Dilatamos meses el café.
Pero una tarde, me invitó a sentarnos y tomarnos juntos aquel café.
Así fue.
Y sentada frente a él, escuche, su voz, como si fuera la primera vez.
Miré sus ojos, verdes como pastizales, un brillo de rocío.
Observé sus manos, mientras dibujaba y desdibujaba formas,
como comillas, en trazos, curvos, en tinta roja.

Cuantas veces uno frente a otro ve cosas diferentes, 
cuando hay capacidad para ver,
 para observar .
La diferencia es notable.
Aquella tarde, lo descubrí de nuevo, 
pienso en ese café,
 revelador, 
esbozo tiernamente una sonrisa en su honor.
Cuanto misterio, encierran los amigos, 
cuanto!
En que pequeños detalles los descubrimos queridos, 
necesarios.
Tan sólo un gesto.
Un café, la compañía de la palabra, 
sin tema, sin verso,
con la libertad de sentarse, mirarse y sonreír.
En las manos sutil tesoro.


3 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Ahora ya no podemos ni tomar un café cara a cara.
Así estamos.

don dumas dijo...

los detalles, la inocencia que sepultan las miradas, asoman sin esconderse, sin saber que la ignorancia en su absurdo las tapa
Alucinante tu texto!!

Ginebra dijo...

Me ha gustado mucho este homenaje a los amigos, a los buenos amigos, que aunque se les vea poco, en un instante de reencuentro se concentra toda una vida de amistad que no muere. La complicidad con café o sin él. muy bonito texto, Gaby.
Besos