Así como llegó, empezó a crecer, rápidamente, fue ocupando más espacio, desmedida, más y más. Excesiva. A su máxima expresión. Una tarde presentí, y algo comenzó a empalidecer, abrupto como su crecimiento, llegó su envejecimiento. De pronto, gris, silenciosa, distante, todo ese espacio ocupado, se torno de aire viciado y maloliente. Tras esa naciente muerte iba yo. Y en un chasquido cayó, y en cámara rápida, que liquidado por los gusanos. No quedó nada. El aire fétido, por unos días más, y luego, un enorme espacio vacío, muerto; donde supuestamente también habitaba yo
6 comentarios:
que triste. como florece se marchita
Espero que hoy sea otra cosa.
Besos.
desolador abrazo a la muerte. terrible.
Vaya, me recordó a La Metamorfosis de Kafka... pero está muy bien el pequeño relato o la reflexión. Besos
vaya, acerté... bueno, te dejo mi abrazo y mis besicos, y no lo pensaré demasiado.
Muakis
Encarna
A pesar de todo (con la velocidad incluso...)estás viva para contarlo...
Seguro dejo una gran marca (+ Y/O -) y una enorme enseñanza también!!!
Besos!!!
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