Ella llegó.
La certeza del encuentro la traía fascinada.
Caminar, era un vuelo, corazón galopa.
El abrio la puerta, al recibirla lo notó.
Era nueva, resplandeciente, plácida,
Lo besó, su lengua lo marcó
dejó caer todas sus ataduras.
así su belleza liberada,
Delicada,
su acompasado respirar,
ese pulso moviendo, curvilíneo,
luminoso vientre,
una invitación al cielo,
claroscuro placer su templo.
Gracias Diego, por la belleza!