Me
recuesto y caigo sobre mí, sobre mi peso, sobre
mis huesos.
Cambio
mi ritmo para respirar, y me hundo más, voy hacia un lugar en mi que me provoca
y me atrae, es más profundo cada vez, es más intenso e interno.
A
veces me da miedo... Voy captando mis sonidos, mi conciencia física,
de mi relación
con el mundo, me relajo y caen a mil imágenes que durante el día guarde,
ni
buenas ni malas, increíblemente intensas, con esa carga sensorial que suele
atravesarme,
y dejarme en desconcierto.
Mi
corazón estalla, siempre.
Más
silencioso, más enorme, no sé.
Mis
ojos, se hacen mar...
Y
de pronto un cansancio fulminante me abate, quisiera salir corriendo, gritar.
Y
dejarme caer en algún sitio.
Agua,
aire, nadar, volar; todo cabe como posibilidad..Lo que me salva, saber quien
soy.
Y
de repente eso justamente es la mas absoluta soledad.
Esa conciencia directamente me libera.