Como un vértigo,
siempre se asoma a sus días de improvisto
próximo a incendios,
lo sabe,
adquirió cierta habilidad para reconocerse ahí,
justo en el límite donde su posibilidad se agota,
Cae.
Recae.
mientras nos queda la palabra, podemos acercarnos, desde lejos, y en las mas diversas distancias, para sumar, y compartir las soledades, y porque no, mezclarlas, y sentir que el mundo nos cabe en la palma de la mano