domingo, 16 de marzo de 2014

Abrazos

Así, como ocurre con los ojos que se acostumbran, 
ven en la oscuridad,
también ocurre que el efecto la luz, 
es tan fuerte y profunda,
que deja su impronta, su halo de luminosidad.
Así también uno reconoce el pase mágico de quien sabe,
y produce una transformación.
Esa luz de primera mano, me dejo en la piel del ser una señal.
Luego cada encuentro, cada gesto, cada mirada de filo,
fue sutilmente corriendo un delgado velo.
Catalizando un proceso esperado, desconocido, necesario.
Como una llave adecuada de arranque.
Un rato nomás...
Y la gratitud infinita.
Porque sentir y ver tu intensidad, 
me mostraron mi propia naturaleza.
Tomar y hacer propio lo que tenía.
Así como el abrazo que das.
Me lo diste a mí,  fue un regalo, que aprendí y sentí para dar.
Delicada red de gestos amorosos, solo porque pueden darse.
Libres y plenos.
Eso, para mi es Belleza y Amor.
Bondad sin espera.


Tu riqueza 
me enriquece!

miércoles, 12 de marzo de 2014

Formas



En primer lugar, el amor es una experiencia común a dos personas. Pero el hecho de ser una experiencia común no quiere decir que sea una experiencia similar para las dos partes afectadas. Hay el amante y hay el amado, y cada uno de ellos proviene de regiones distintas. Con mucha frecuencia, el amado no es más que un estímulo para el amor acumulado durante años en el corazón del amante. No hay amante que no se dé cuenta de esto, con mayor o menor claridad; en el fondo sabe que su amor es un amor solitario. Conoce entonces una soledad nueva y extraña, y este conocimiento le hace sufrir. No le queda más que una salida, alojar su amor en el corazón del mejor modo posible; tiene que crearse un nuevo mundo interior, un mundo intenso, extraño y suficiente. Permítasenos añadir que este amante del que estamos hablando no ha de ser necesariamente un joven que ahorra para un anillo de boda;puede ser un hombre, una mujer, un niño, cualquier criatura humana sobre la tierra.
Y el amado puede presentarse bajo cualquier forma. Las personas más inesperadas pueden ser un estímulo para el amor. Se da por ejemplo el caso de un hombre que ya es una abuelo que chochea, pero sigue enamorado de una chica desconocida que vio una tarde en las calles de Cheehaw, hace veinte años. Un predicador puede estar enamorado de una mujer perdida. El amado podrá ser un traidor, un imbécil o un degenerado; y el amante ve sus defectos como todo el mundo, pero su amor no se altera lo más mínimo por eso. La persona más mediocre puede ser objeto de un amor arrebatado, extravagante y bello como los lirios venenosos de las ciénagas. Un hombre bueno puede despertar una una pasión violenta y baja, y en algún corazón puede nacer un cariño tierno y sencillo hacia un loco furioso. Es sólo el amante quien determina la valía y la cualidad de todo amor.
Por esta razón, la mayoría preferimos amar a ser amados. Casi todas las personas quieren ser amantes. Y la verdad es que, en el fondo,el convertirse en amados resulta algo intolerable para muchos. El amado teme y odia al amante, y con razón, pues el amante está siempre queriendo desnudar a su amado, aunque esta experiencia no le cause más que dolor."


(desconozco el autor...)