miércoles, 5 de julio de 2017

Madera

Justo comencé a ver mi árbol, en sus raíces,
en su profundidad,
como sus ramas tocan a mi vista el cielo
su comunión muda.
Mi madera, su madera
de alguna manera el diálogo que se revela en la quietud
la de la mala fama, la de hacer nada.
Y en la contemplación una sabiduría es revelada,
no la entiendo sin embargo mi corazón sabe del latir
conoce bien esa frecuencia.
Desde afuera parece muerto
no es así
una infinidad de pequeños seres lo habitan
transforman cada parte en otra
la misma, distinta.
Siento en esta contemplación mi analogía .
Aprendo lo simple

3 comentarios:

José A. García dijo...

La vida es simple, somos nosotros los complicados.

Saludos,

J.

Ginebra dijo...

Nunca subestimemos a un árbol. Ni siquiera a aquel que parece muerto, y tampoco al que ha muerto de verdad, porque todos tienen la función de acoger vida, de una forma u otra, y cuando no lo hacen ya, acaban dándonos calor y oaz, en la chimenea. Es un ser bondadoso y generoso. Adoro los árboles, les admiro. Besos

TORO SALVAJE dijo...

Y yo te leo y también aprendo.

Besos.