viernes, 18 de diciembre de 2009



Cuando se duerman y sientan en sueños
que tocan a la puerta
como pidiendo entrar,
no se molesten, que acaso es mi sombra
que vaga algunas noches
buscando qué cosa amar.

Son a veces las seis
y cuando sale el sol
yo me lo encuentro
y lo saludo
por aquí, por allá,
por mañana, por hoy,
por todo espacio, por todo tiempo.

Quien me halle entonces
me quitará frío
y no vale la pena
malgastar el calor;
soy distraído y mal agradecido
y mi frío se pega
y yo no sé,
mas da dolor.

Cuando yo pase y les toque a la puerta,
se entierran en la arena
como el avestruz.
Dejen que pase mi mala silueta
con su cañón despierto
y su velocidad de luz.



 

1 comentario:

TORO SALVAJE dijo...

Demasiados avestruces.
Disfrazados de humanos.

Besos.