viernes, 27 de noviembre de 2009

Acecho


Y vos,

que casi ingenuamente le dabas de comer,

le acariciabas con ternura,

le dabas charla,

le dejabas acercarse cada vez más,

hasta parecía incapaz de hacer algún daño,

solo parecía.

Esas almas poseídas,

huelen diferente,

gestan dentro de si ese fulgor que rechina…si escuchas bien,

a medida que quema corazones, levanta la temperatura,

y asciende como lava hacia sus ojos,

hacia su boca, sus manos también queman,

sus alas crecen con tu sangre

Parece delicada, grácil, divina, mas,

cuando tu corazón se descuida, salta,

y atraviesa tu esternón con su tibia mano,

que ya es una garra,

en un bocado purpúreo te liquida,

y ni te das cuenta que ya te ha tragado,

su fragancia es tan embriagadora, tal fascinante,

que crees que vives…

Mas

si se aleja, te sabes muerto,

y esa es su estrategia,

empiezas a respirar su aire,

a latir su corazón, dejas de ser individual

y eres su presa ya…

Y a su antojo se aleja,

para dejarte solo en despojos…



4 comentarios:

Ginebra dijo...

La imagen es inquietante y las palabras sublimes, ¿es el amor así, lo ves tú así, querida Gabriela??? Fantástico!!!! Besos

TORO SALVAJE dijo...

Yo diría que si.
Que el amor.

Besos.

JESUS y ENCARNA dijo...

Me encanta y me inquieta como lo defines, respirar su aire, latir su corazón... como dice Ginebra... sublime!
Besicos
Encarna

Diego dijo...

El que arrojó un cigarro al bosque, ¿sabrá que las llamas coquetean con tus cabellos?

Y quien borró con vino las etiquetas de la memoria ¿sabrá que los guardianes tocan a su puerta?

¿Debemos inquietarnos por el batir de élitros de la cigarra, que ni para volar sirven?

O no es más cierto que cada dia nos encierra: vos y yo, dentro de un círculo íntimo que bajo el sauce hemos violado. Vos y yo, oteando aquella frontera tan inalcanzable.

vos y yo, y en el vértigo nos maquillamos la piel con tajos rojos.

Tu mano y la mía se traban, otra vez, entrelazando nuestras uñas largas, fuertes y filosamente curvas.

Nadie puede pretender que no lo imaginaba.